El automóvil ha evolucionado muchísimo en los últimos años. Pero además, lo ha hecho de una forma sútil para los usuarios, que disfrutan de automóviles súper avanzados y con sistemas electrónicos que actúan a ‘escondidas’ para salvaguardar y hacer la vida más fácil a su conductor.
Sin embargo, hay un elemento que ha cambiado de una forma muy notoria pero nadie se da cuenta hasta que lo puede comparar con tecnología antigua: los sistemas de iluminación. Al igual que los frenos, el cinturón de seguridad o los indicadores de dirección, la iluminación del coche es uno de los principales sistemas de seguridad, totalmente imprescindible para poder circular por la noche y uno de los componentes del coche más caros y complicados de homologar por las normativas que rigen su comercialización.
Hace años, unos faros halógenos era un buen sistema de iluminación. Se podía ver bien por la noche, no eran demasiado caros y su durabilidad también era destacada. Pero como hemos dicho, la evolución ha mejorado notablemente este elemento y ahora, los faros halógenos son algo ampliamente superado. Primero, por la tecnología de descarga de gas xenón, luego, por los actuales faros LED. Esta última tecnología ha sido la auténtica revolución, ofreciendo una iluminación muchísimo más natural, amplia y clara, con un consumo de energía ínfimo y una duración incomparable; los faros LED no se funden.
Existen dos tipos de tecnología de faros LED para la iluminación de un automóvil. Por un lado, la más empleada, que combina los diodos luminosos (LED significa ‘Light Emitting Diode’, luz emitida por diodos) con otras tecnología como la halógena o bien, por otro lado, los llamados full LED, que sólo emplean diodos. Supone una enorme ganancia respecto a otros tipos de faros, desde la claridad de la luz hasta el confort de conducción, ya que la vista de quien conduce se cansa menos.
Pero además, los diodos, de muy pequeño tamaño, permite diseños mucho más arriesgados, con formas más pequeñas o poco convencionales, dando una oportunidad extra a los diseñadores para crear automóviles más atractivos y diferentes. Y no sólo eso, la tecnología actual en gestión electrónica permite controlar los diodos por separado o en grupos, haciendo auténticas virguerías como faros capaces de apagar y encender varios grupos de diodos según las necesidades y evitar deslumbramientos incluso con las luces de largo alcance conectadas.
El mayor inconveniente de esta tecnología full LED, es que generan mucho calor durante su funcionamiento, obligando a los fabricantes a desarrollar sistemas de refrigeración específicos que encarecen un sistema que ya de por sí, es más costoso que los halógenos. De todas formas, la mejora en iluminación y la seguridad que se logra por la noche bien merece el desembolso adicional.