Los coches, por desgracia, siempre han sido objetivo de los ‘cacos’, de aquellos amigos de lo ajeno que se ganan la vida al margen de la ley sustrayendo propiedades a terceros para su beneficio. Una lacra que parece imposible erradicar y que, desde su llegada, ha tenido al automóvil como uno de los principales afectados de su actividad.
Esto se debe a que, por lo general, el vehículo se aparca en la vía pública, por donde pueden transcurrir centenas de personas al día y donde existe la posibilidad de sustraer cualquier elemento para su reventa o directamente el propio coche. Los fabricantes buscan fórmulas que hagan cada día más complicado el robo, sea de componentes, de objetos del interior o del propio automóvil, pero en paralelo a su evolución, las técnicas de robo también mejoran. Hecha la ley, hecha la trampa se dice…
Según la zona donde se tenga la residencia o incluso el trabajo, los robos son más frecuentes o más específicos. Durante una larga temporada, los ladrones se centraron en los autoradios, un elemento que muchos usuarios cambiaban por un conjunto de mayor calidad y que los ladrones se llevaban tras romper ventanas, cerraduras o lo que hiciera falta. Hubo un tiempo en el que se robaban incluso las llantas, dejando a los coches directamente sobre los frenos o sobre ladrillos. De hecho, se llega a robar faros y pilotos.
Por lo general, todos esos elementos se destinan a la venta en el mercado de segunda mano y hasta puede que se hayan encargado con anterioridad. Pero el caso es que ahora, los ladrones se han centrado en otro elemento bastante llamativo, según informan fuentes de la policía de Nueva York. En Manhattan, se han experimentado robos de retrovisores en coches de las marcas Audi, BMW, Lexus, Mercedes y Porsche. Más concretamente, los ‘cacos’ se han centrando en el robo de retrovisores equipados con cámaras, pertenecientes a los sistemas de seguridad y sistemas de visión 360 grados de las marcas mencionadas.
Los coches son cada día más completos, con mayor tecnología y componentes más complicados de diseñar y de fabricar. Por lo tanto, resultan al mismo tiempo más caros y componentes como los retrovisores, algo que nunca ha llamado especialmente la atención de nadie al ser un soporte con un simple espejo, han comenzado a ser dispositivos equipados con cámaras, sensores, motores eléctricos y luces (estas dos últimas cosas son comunes desde hace décadas). Esta situación hace que se conviertan en un elemento cuya sustitución tiene un coste elevada y los haces muy ‘jugosos’ para los ladrones.
Por poner un ejemplo, vamos a poner unos precios. Un retrovisor normal, sin cámara ni sensores para un BMW Serie 3, tiene un coste de entre 55 y 75 euros para su carcasa. Sólo para la carcasa y siempre dependiendo de la versión (el diseño y los materiales a veces cambia según versión). El espejo en sí puede costar hasta 30 euros. El espejo completo para el BMW Serie 3, incluyendo motor eléctrico para su regulación, soporte para la carrocería, carcasa y espejo, puede tener un precio que varía entre los 150 y los 210 euros. Un retrovisor con cámara y sensores, puede superar los 300 euros. En internet y en proveedor externo a la marca, hemos visto precios de hasta 330 euros para todo el conjunto completo. Si miramos precios para Mercedes, podemos encontrar precios de hasta 410 euros para un retrovisor completo de Mercedes Clase A (W169). Sin cámara ni sensores, los precios pueden llegar a los 150 euros.
La calidad se paga, eso está claro, pero también podemos entender porque los ladrones se fijan en los nuevos retrovisores de las marcas de alta gama. Sus componentes son caros y en el mercado de segunda mano tiene mucha salida. Por tanto, si no quieres fomentar este tipo de acciones, comprueba cual es el origen de los componentes que adquieres y asegúrate, siempre que sea posible, sobre su legalidad.