Durante los últimos días hemos podido ver como la costa de España y otras zonas, han sufrido enormes trombas de agua que han inundado calles, viviendas y comercios, mientras arrasaba con todo lo que que pillaba a su paso. El agua no encuentra barreras y si las hay, las derriba sin contemplaciones.
Un problema que ha puesto a mucha gente en riesgo, unas veces por lo enorme del suceso y otras, por una clara desinformación y desconocimiento. Es importante conocer cómo actuar en según qué circunstancias, sobre todo en casos como el ocurrido, con gigantescas raídas. Más aún si nuestra vida puede estar en peligro.
Lo primero que debemos saber ante situaciones como las vistas en algunos lugares de España, es que debemos abandonar el coche si nos vemos sorprendidos por inundaciones y/o riadas. El coche sumergido en el agua, es una trampa mortal de la que podríamos no salir.
Por un lado, un vehículo flota en el agua lo suficiente como para ser arrastrado, pero no lo suficiente para mantenerse fuera del agua al 100% y dejarnos respirar. Además, el agua puede entrar dentro del coche y nos impide abrir las puertas por la presión que ejerce contra ellas. Quedamos atrapados y sin poder salir, totalmente a merced del agua.
No obstante, podemos realizar algunas acciones. Si nos vemos sorprendidos por una tromba de agua lo suficientemente grande como para inundar la calle y terminar con el coche sumergido, lo mejor es salir del coche. Si aún así nos empeñamos en seguir, debemos quitarnos el cinturón de seguridad y bajar las ventanillas. De esta forma, ganaremos tiempo para salir del coche en caso necesario y podremos abrir la puerta sin problemas una vez haya entrado agua por la ventana abierta.
Si de todas formas nos vemos atrapados, todavía podemos salir. La forma más rápida es romper los cristales. Es mejor hacer con la luneta trasera, pues no es cristal laminado como el delantero y el hueco es más grande que las ventanillas laterales. También es posible esperar a que el agua inunde por completo el coche, momento en el cual podremos abrir las puertas como cualquier otra vez y entonces, abandonar el coche y salir a flote todo lo rápido que podamos. No obstante, esta última opción requiere que sepamos controlar nuestros nervios, que sepamos nadar y que no haya que sacar a nadie más del vehículo. Además, quedamos a merced del agua y nos arrastrará si no nos sujetamos a algo.