Los coches actuales presumen de tecnología, calidad de fabricación y muchísima seguridad. Apartados clave dentro de una evolución que aglutina todo el conocimiento adquirido en décadas de historia. Pero no sólo evolucionan los coches, de hecho, el avance de los automóviles modernos se debe, en parte, al avance en las fábricas.
Si echamos la vista atrás, hacia los albores del automóvil, podemos comprobar cómo la evolución ha sido constante en todos los aspectos relativos a esta industria. En los inicios, los coches se fabricaban a mano, tardando mucho tiempo en su montaje y temiendo un precio final realmente abultado. Eso provocaba que tan solo aquellos con una buena capacidad económica pudiera acceder a una de esas máquinas.
Con el paso del tiempo, se fueron estandarizando algunos componentes que permitía una rápida fabricación, al no estar sujetos a especificaciones concretas para cada modelo, aunque no fue hasta la llegada del Ford T, cuando se dió un paso realmente importante: la fabricación en serie. Era el primer paso hacia la automatización de la cadena de montaje que tenemos hoy día.
Actualmente, uno de los temas más importantes que afectan al sector es la llegada del motor eléctrico de forma masiva. Esto, a su vez, provocará un nuevo cambio en las fábricas para adaptarse a las necesidades mientras la evolución, que ha llevado a incorporar toda clase de robots para ciertas funciones, acabará por crear un nuevo proceso de fabricación de automóviles.
Con cada modelo que se lanza al mercado, se pulen detalles, se crear nuevos estándares y los procesos de montaje se vuelven más complicados y especializados. Se ha llegado a un nivel de eficiencia, que resulta complicado que una persona logre el resultado exigido. Por eso, en el futuro, las fábricas estarán mucho más robotizadas. Y no sólo por su capacidad para hacer trabajos repetitivos y monótonos sin queja alguna, que también, sino por su capacidad para realizar trabajos especialmente delicados a la décima de milímetro.
Los robots, así mismo, son mucho más rápidos que una persona para la misma labor, logrando además que sea mejor ejecutada. Las personas quedarán relegadas a funciones de revisión de montaje final y la comprobación de que todo funciona correctamente. Incluso verán su presencia reducida al mínimo en las fábricas, algo que la propia Audi confirmó en febrero de 2017.
Con una robotización tan alta, la eficiencia en la fabricación de un coche será muy elevada, necesitan muy poca energía (no sería necesaria una iluminación constante ni tan grande, por ejemplo). Habrá menos fallos y menos defectos de fabricación pudiendo reducir casi a casos testimoniales. Aunque en una primera fase, se necesitará de una inversión de capital especialmente cuantiosa.
Si bien es cierto que todo esto repercutirá en los puesto de trabajo, pero dentro de lo malo, tendremos mejores automóviles. Se mejorará la calidad de producción al eliminar el factor humano (que siempre, queramos o no, conlleva errores). Se mejorará el ajuste de los materiales y su durabilidad, así como su calidad, pues una fabricación tan detallada y ‘delicada’, requerirá de buena materia prima que no ofrezca posibles fallos ni problemas en su tratamiento.