La tecnología en el mundo del automóvil ha avanzado muchísimo, llegando incluso a ofrecer modelos capaces de circular por sí solos. Pero no es el único punto donde la industria del motor ha innovado, pues los vehículos actuales suponen la generación más segura de la historia de esta máquina.
No obstante, hay un apartado que mucha gente desconoce y se le presta muy poca atención: los frenos. Este apartado es el principal sistema de seguridad del automóvil desde su invención, constituyendo una parte del coche extremadamente importante. De hecho, podríamos circular con vehículos sin carrocería, sin asientos e incluso sin suspensiones, pero nunca sin frenos.
Los frenos han ido cambiando al mismo ritmo que el resto de sistemas del coche, adoptando formas de trabajar y materiales capaces de soportar el trabajo más exigente posible. Desde simples cintas de cuero sobre la transmisión, pasando por usar la marcha atrás mediante un pedal hasta llegar a los potentes sistemas de rotores y pinzas. Un sistema conocido como ‘frenos de disco’ por la forma de los rotores.
Este sistema, presente en el 95% de los coches actuales, lleva muchas décadas en funcionamiento y con el pasos de los años, se ha ido ganando en potencia y resistencia, sin cambiar el diseño básico. Se ha avanzado en materiales principalmente, llegando incluso a fabricar rotores con materiales compuestos, como los conocidos frenos cerámicos.
Dichos frenos son realmente potente, son los usados en competición, aunque en los circuitos, sobre todo en categorías como la Fórmula 1, se usa fibra de carbono casi en solitario. Son un tipo de frenos que para su fabricación, se ‘hornean’ en autoclaves a temperaturas de hasta 1.700 grados, confiriendo al material una resistencia a la abrasión sorprendente. Si miras cualquier fotografía de coches de competición, podrás ver como se ponen los frenos al rojo sin que pase nada en absoluto.
Realmente, estos frenos son idóneos para vehículos muy potentes y rápidos, pues a baja temperatura, como circulando por poblado o por carretera, su funcionamiento no es del todo satisfactorio. Los frenos cerámicos funcionan muy, muy bien, cuanto más calientes están. Por eso los modelos convencionales, los que pueblan en su mayoría las carreteras de todo el mundo, emplean otro tipo de compuestos principalmente metálicos.
No obstante, dentro de esos frenos más convencionales, también existen tipos como los discos macizos, los ventilados o perforados y estriados. Desde los discos macizos, que un rotor de una sola pieza y sin aberturas, hasta los estriados, todas las modificaciones se enfocan a la refrigeración de los mismos. Pues, si hay algo importante en los frenos, es la evacuación del calor generado durante las detenciones.
Los frenos son más importantes que otras cuestiones como la gasolina o si el coche aparca por su cuenta y riesgo. Es muy recomendable, diríamos que incluso obligatorio, prestar especial atención a este apartado del coche. No es ni por asomo, recomendable escatimar gastos en frenos. Sin ellos, no podrás detener el coche con seguridad.