Actualmente, SEAT se encuentra en uno de los mejores momentos de su historia, la cual acumula nada menos que 69 años. Cuando la compañía afincada en Martorell comenzó su actividad, apenas tenía competencia en nuestro país. Sin embargo, gracias a su acuerdo con FIAT, pudo ofrecer algunos modelos realmente interesantes e incluso, crear los suyos propios con tecnología italiana, como el SEAT 1430, un coche realmente importante para la marca y que en 2019 cumple 50 años.
Hoy, bajo el amparo del VAG (Volkswagen–Audi Group), SEAT es una de las marcas de automóviles más punteras, llegando a permitirse el lujo de crear una submarca usando para ello su sello deportivo: Cupra. Una muestra clara del buen momento que vive la empresa, que se ve reforzado con el lanzamiento de una versión eléctrica del SEAT Mii y de un futuro coche eléctrico, el SEAT el-born.
La evolución de la marca en los últimos 50 años ha sido enorme. Desde aquel SEAT 1430 de 1969 hasta el actual SEAT León, los avances han sido continuos y algunos de ellos sumamente importantes, como la adopción de lo último en desarrollo electrónico o el montaje de la última generación de sistemas de seguridad. Incluso en el tamaño se aprecia un cambio notable. El 1430 era un sedán de alta gama, destinado a ser un coche con el cual, toda la familia pudiera viajar cómodamente sin importar el destino. Hoy, junto al León, parece un coche pequeño, espartano y muy sencillo.
Siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas, pero en esta ocasión son inevitables. Es posible que el SEAT León nunca tenga el encanto y el aura especial del ‘catorce treinta’ (así se conocía al 1430 en su época), pero es un precio asumible a cambio de la evolución sufrida. Hace 50 años no se pensaba tanto en seguridad o en el consumo, con formas cuadradas o poco aerodinámicas y sin ningún tipo de sistema de seguridad más allá de un cinturón. Un gigantesco contraste frente al León, que equipa múltiples airbags, ABS, control de estabilidad o asistente de frenada de emergencia entre muchas otras cosas, así como una carrocería diseñada para ofrecer la mejor aerodinámica.
Bajo el capó los cambios también son, sencillamente, brutales. El SEAT 1430 tenía un motor de gasolina con 1.438 centímetros cúbicos (de ahí su nombre) con 70 CV (llegó a tener 77 CV en sus últimas evoluciones), alimentado por carburadores y sin turbo. El SEAT León se ofrece con varios motores, tanto gasolina como diésel, que tiene en el 1.5 TSi EVO el motor más parecido al usado por su antecesor. También tiene cuatro cilindros y un cubicaje de 1.498 centímetros cúbicos, pero rinde nada menos que 150 CV. Para ello, emplea inyección directa y un turbo, gestionado todo por un ‘cerebro electrónico’ que busca siempre la mejor eficiencia energética.
Cuando el SEAT 1430 llegó al mercado, la marca pretendía ofrecer un modelo con cierto talante deportivo y con algo más de exclusividad que el coche que tomaba como base, el mítico SEAT 124. Es un coche 100% SEAT, sin homólogo en FIAT, al juntar ciertos elementos del 124, el FIAT 125 (sólo a la venta en Italia) y un diseño específico para el frontal y la trasera. Un coche que fue un éxito y que hoy recordamos para mostrar la evolución de los automóviles y de una marca como SEAT.