Comprar un automóvil es un paso importante. El desembolso suele ser elevado, que debe ser cubierto a plazos durante un tiempo determinado. Además, conlleva una serie de gastos inherentes que deben ser tenidos en cuenta como los neumáticos o el consumo. Apartados que podrían hacer de tu compra una pesadilla y que obliga a ser cautelosos y a confiar sólo en compra-venta de contrastada fiabilidad.
Una serie de pautas que no tuvo Hamid Adeli, un ciudadano estadounidense cuya residencia está situada en Virginia. Este adinerado caballero deseaba comprarse un Ferrari (y quien no, ¿verdad?), así que visitó diversos anuncios en internet hasta que dio con una gana: un Ferrari F430 de 2007 por 78.533 euros. Puede parecer una cuantía elevada, pero en realidad es una buena oferta para un coche como ese, demasiado buena como pudo comprobar algo más tarde.
Hamid habló con el vendedor de la tienda por teléfono y éste le aseguró que el vehículo se encontraba en perfecto estado, que había recibido varias reparaciones aunque no se habían hecho cargo de otros servicios recomendados. Afirmación un tanto confusa y un poco sospechosa, pero nuestro protagonista tenía tantas ganas de poseer un Ferrari que, sin siquiera ver el coche en vivo, lo compró.
El coche llegó a su residencia unos días después y, a simple vista, todo parecía estar en orden. Sin embargo, una vez estacionado en su garaje particular comenzó a notar un fuerte olor a gasolina. Era tal la intensidad del olor que se filtró por toda la casa. Obviamente, esto conllevó una visita al taller y la sorpresa fue mayúscula; la lista de desperfectos ocultos era muy, muy larga y entre ellas destacaba una línea de escape totalmente destrozada y llena de fugas.
Como cabe esperar, tras esto, contacto con el concesionario quien se ha desentendido del problema, así que Hamid Adeli ha optado por demandar al establecimiento por fraude y violación de las leyes de protección al cliente. Tras los pertinentes pasos, el juez convino que entre otras cosas, el concesionario tenía que pagar al comprador cinco millones de dólares. El concesionario se niega a pagar esa cantidad y alegan que no abonará una cantidad mayor a cerca de 24.000 euros.
Es un claro ejemplo de lo necesario que se hace buscar con cuidado y sin prisa nuestro próximo coche de segunda mano. Y además, lo imprescindible de contactar con vendedores de probada confianza y fiabilidad.