A lo largo de la vida útil del coche, hay muchas cosas que al final afectan a su estado general y a su aspecto, y por supuesto, al periodo en el que resulta una herramienta viable de usar y no un artefacto peligroso y que debería terminar en un desguace. Hay quien piensa que sólo afecta la edad o los kilómetros y que mientras el coche funcione bien no hay problema, pero a la hora de venderlo nos podemos encontrar con una sorpresa en forma de pérdida de valor, en ocasiones de cifras importantes, aunque siempre dependiendo de muchas variables.
Estamos seguros que si preguntamos ahora mismo a cualquier conductor, nos diría que su coche está perfectamente cuidado y que no hace nada o casi nada, que afecte a la vida y al valor venal del vehículo. Pero hay ciertas cosas que aunque cotidianas, es conveniente evitar y por eso, se nos ha ocurrido hacer una pequeña lista de cosas que Cosas que no debes hacer conduciendo porque afectan al estado general del coche y por tanto, al precio final a la hora de venderlo de segunda mano, sin contar, que su vida útil se reduce y las averías pueden aparecer antes de tiempo.
- Mantener pisado el embrague en parado. Es una de las acciones más comunes que realizan los conductores y lo peor de todo, es que muchos lo realizan por culpa de una idea equivocada. Pisar el embrague en parado no evita un desgaste prematuro, sino todo lo contrario, lo acelera. Al mantener pisado el pedal estamos forzando todo el sistema y provocando una serie de desajustes que terminan por desembocar en un mal funcionamiento, como algunos coches cuyo embrague tiene un recorrido útil mínimo con una zona muerta especialmente larga.
- No lavar el coche o hacerlo mal. Ver coches sucios o muy sucios por la calle es algo cotidiano. La gente suele invertir el mínimo tiempo necesario para la limpieza del coche o directamente, no invierten nada en absoluto, lavándolo por mera imagen en un túnel de rodillos. No lavar el coche o hacerlo mal puede afectar a la pintura y a su laca negativamente matando el brillo, picando el esmalte y deteriorando el aspecto general del vehículo. Los típicos mosquitos o las heces de pájaros y demás animales pueden terminar por corroer la pintura y dejar cercos en la misma que al final obligan a pintar o pulir, con el consiguiente aumento del coste o de pérdida de valor.
- Apurar al máximo la gasolina. Si bien se suele rellenar el depósito de gasolina cuando salta la reserva, muchos conductores apuran al máximo el contenido del mismo provocando que las impurezas del combustible afecten negativamente a los inyectores o la bomba de inyección. Los filtros de combustible están colocados en el circuito para evitar este tipo de cosas, pero pueden taponarse o estropearse con el exceso de impurezas y además, poca gente se acuerda de que deben ser sustituidos periódicamente.
- No frenar en badenes. Hay ocasiones en las que parece que ciertos conductores están compitiendo en alguna clase de rallye dando saltos de badén en badén, rozando los bajos del frontal al subir y bajar de los mismos y haciendo que el coche se bambolee de un lado a otro. Con esto no sólo dañamos los bajos del vehículo, también golpeamos y sometemos a un esfuerzo importante e innecesario a los amortiguadores que pueden llegar a romperse si nos dedicamos a conducir así continuamente.
- Bordillazos, baches a gran velocidad, piedras y demás. Párate en una calle transitada y fíjate en la gente que aparca y que circula por la misma, ¿cuantos bordillazos vez al cabo de cierto tiempo? ¿te has fijado como pasan por cierto baches? ¿y por caminos sin asfaltar? Todas estas cosas suponen un esfuerzo en los neumáticos que pueden llegar a dañarlos con abultamientos en los laterales e incluso desprendimientos de trozos de goma de la banda de rodadura, obligando a su sustitución con el coste que ello conlleva.