El automóvil es una máquina muy compleja, compuesta por infinidad de elementos de los que sólo nos acordamos cuando fallan y toca sustituirlos. Seguro que has llegado al taller te han comentado que tienen que cambiar una pieza, de la que nunca has oído hablar y te suena incluso a ‘tongo’. Pero en realidad, esa pieza existe pero sólo saben de ella los mecánicos o los aficionados.
Nosotros queremos que conozcas mejor tu coche, sobre todo aquellos elementos que afectan a tu seguridad y al comportamiento del vehículo en carretera. Tales como la barra estabilizadora, un elemento que como su nombre indica, incide sobre la estabilidad del vehículo aunque no todos los modelos equipan una. Se puede montar tanto en el eje delantero como en el trasero y la misión principal es controlar la inclinación de la carrocería al afrontar una curva.
Su funcionamiento es simple hasta decir basta. Conecta ambos lados de la suspensión y se opone a la inclinación de la carrocería mediante su propia resistencia a la torsión. O dicho de otra forma, se trata de una barra rígida que contiene la inclinación de la carrocería mediante su propia resistencia a retorcerse. Pueden ser de muchos tipos, tener varios grosores y estar fabricadas con materiales diferentes, pero el funcionamiento es el mismo siempre.