Resumen
Dado que el automóvil hace años que se hizo dueño y señor de las calles y carreteras, convirtiéndose tanto en objeto de deseo, como en herramienta casi imprescindible, o en auténticos quebraderos de cabeza, muchas de las palabras usadas en ‘argot’ automovilístico se han vuelto algo común entre la gente. Palabras que no todos saben cuál es su significado o a que hacen referencia, por ejemplo, el término «ralentí del coche».
¿Qué es el ralentí del coche?
Es algo parecido a lo que ocurre en la electrónica, donde acrónimos como CPU (Central Processing Unit), Software o Hardware son el pan de cada día, pero casi nadie que no esté metido en ese mundillo sabe a que se refieren y cual es su función. Así, en el automóvil tenemos cosas como el ABS (del alemán, AntiBlockierSystem), el ESP (también del alemán, Elektronisches StabilitätsProgram) o el TCS (inglés, Traction Control System), que aparecen en todas las listas de equipamiento, todo el mundo presume de ello, pero pocos saben para qué sirven o que significan.
Son referencias que se usan desde hace relativamente poco, apenas unas décadas, pero hay una en especial que siempre ha estado ligada al automóvil desde su invención, pero nuevamente, pocos saben que es: el ralentí. Es curioso lo que puede influir el marketing y la publicidad en las personas. Las siglas que hacen referencia a ciertos sistemas electrónicos son muy comunes y casi todas las conocen, pero no así algunas funciones del coche que vivimos continuamente.
¿Para qué sirve el ralentí del motor?
El ralentí es el régimen mínimo al que puede funcionar el motor del coche sin ‘calarse’ y sin ayudas externas, es decir, sin pisar el acelerador. O dicho de otro modo; el ralentí es cuando el motor está en funcionamiento con el coche parado, el cambio en punto muerto o el embrague pisado. No tiene la fuerza suficiente para mover el coche en la mayoría de los casos, pues en motores de alta cilindrada y elevada cifra de par, es posible desplazarnos a la misma velocidad que una persona andando. Pero sí es suficiente para mantener en funcionamiento muchos sistemas importante del coche, como el circuito de lubricación, el de refrigeración y el sistema eléctrico. También carga la batería si fuera necesario.
Mitos al rededor del ralentí del coche
Hay muchos mitos sobre el ralentí, como por ejemplo que el motor consume muy poco, pues es totalmente falso. Al ralentí un motor consume del orden de 0,5 a 0,7 litros cada hora, una cantidad suficiente de combustible como para recorrer 8 kilómetros en un diésel de potencia media. Además, ese consumo puede subir hasta un litro por hora si ponemos en marcha el aire acondicionado y exigimos una temperatura muy baja.
Otro de los mitos que circulan sobre el ralentí se refiere al tiempo de espera antes de iniciar la marcha, después de arrancar el motor tras mucho tiempo parado. En foros y demás sitios de internet se habla de esperar hasta un minuto tras poner en marcha el motor, lo que conlleva más pegas que beneficios.
El objetivo de esperar un poco antes de comenzar la marcha es dar tiempo al circuito de lubricación, para que reparta el aceite por todo el motor y para eso basta con unos 20 segundos. Esperar un minuto supone no solo gastar esos 0,5 o 0,7 litros cada hora, también supone que el motor tarde más en coger temperatura de funcionamiento óptima y sufre más desgastes.
Este tiempo para calentar el aceite funciona tanto en vehículos recién salidos de la fábrica como en coches de segunda mano, no hay diferencia.
El último mito entre los más famosos es la circulación en punto muerto al bajar pendientes. Esto es un error no sólo por lo peligroso que puede resultar, ya que prescindimos del freno motor y se pueden sobrecalentar los frenos, sino que además volvemos a tener ese consumo de 0,5/0,7 litros a la hora totalmente innecesario. Lo ideal es bajar pendientes con una marcha engranada porque así, serán las ruedas las que mantengan el motor en marcha y el consumo no sólo es nulo, cero, también disponemos del freno motor para ayudar a detener el coche sin sobrecalentar los frenos.