Se acerca la época de lluvias, de hojas de los árboles cubriendo la calzada, de frío y de un asfalto que no está en las mejores condiciones para circular, lo que obliga a vigilar ciertos elementos del coche con algo más de detenimiento. Nos vamos ha centrar en los neumáticos, que son la única parte del coche que está en contacto con el suelo y su importancia en estas situaciones es máxima, ya que un neumático en mal estado nos puede ocasionar muchos percances.
La función de los neumáticos no sólo se concentra en mantener el contacto con la carretera, va mucho más allá. Unos neumáticos en mal estado no evacuaran el agua cuando llueva de manera eficiente y podremos sufrir aquaplaning o podremos tener problemas a la hora de girar o de frenar, lo que no resulta muy divertido precisamente. Además, con el frío tardan más en calentarse y por tanto, no ofreceran su máximo rendimiento tan pronto como en verano.